Cuando hablamos del proceso de emprender nos referimos a las distintas fases o etapas por las que atraviesa un nuevo emprendimiento, desde el momento en que se toma la decisión de emprender una idea hasta alcanzar la fase de crecimiento de la nueva empresa.
Como ya sabemos existen muchísimos significados para la palabra “emprender”, y la mayoría coincide en que el proceso emprendedor comprende todas las actividades que realizamos cuando queremos llevar una idea a la acción y todos los procesos que influyen en su crecimiento.
Antes de emprender debes preguntarte si en realidad estoy dispuesto a vivir la vida de un emprendedor. Ya lo decía el Emprendedor, empresario y filántropo ELON MUSK “Ser un emprendedor es como comer vidrio y pararse en el abismo de la muerte”
Ser emprendedor es una actitud de vida. Debes tener iniciativa propia, ser muy proactivo, no esperar a que alguien nos diga qué o cómo debemos hacer las cosas.
Ser emprendedor es animarse a tomar decisiones rápidas. Es pasar de la idea a la acción sin esperar por nada o nadie. Es salir de aquella zona en la que estamos cómodos pero no nos permite crecer esa llamada zona de confort que significa la muerte económica para cualquier emprendedor, es agregar valor a lo que hacemos para diferenciarnos de los demás y asumir riesgos que otros no están dispuestos a asumir, es comprometerse y perseverar hasta lograrlo, es hacer el máximo esfuerzo por cambiar realidades y mentalidades. Es querer mejoras 360° en tu vida. Es trabajar en equipo complementando habilidades y conocimientos.
Esto puede resultar motivador por varias razones. Puede surgir de la necesidad de generar ingresos explorando nuevas oportunidades de negocio, creando algo que no existe o mejorando lo que ya existe. La motivación para hacerlo dependerá de la personalidad de cada individuo y de las habilidades que haya adquirido durante su experiencia. Todos somos emprendedores. Porque todos tomamos decisiones, corremos riesgos y actuamos cuando tenemos miedo. El espíritu empresarial tiene que ver con la inspiración, la imaginación, la creatividad y la acción a través de la ejecución de ideas, y para ser un emprendedor tienes que hacer lo que amas. Nos interesa la ambición. De lo contrario, será difícil continuar el proyecto a largo plazo. No solo debemos hacer lo que amamos y amamos lo que hacemos, sino también desarrollar nuestros talentos para hacer el trabajo. La formación y el trabajo en equipo son fundamentales. También debe planificar y evaluar si este proyecto es lo suficientemente rentable para que su negocio sea sostenible y se desarrolle con el tiempo y mejore las condiciones económicas y el entorno circundante.
Para comenzar se requiere ideas pero también de recursos y equipos para pasar a la acción. Es decir, antes debemos realizar un boceto o borrador de: qué, cómo y para quién producir el servicio o producto que ideamos. Es muy importante que definamos cuál será la “proposición de valor” de nuestro emprendimiento, es decir, qué tendrá nuestro producto (ya sea un producto físico, digital o un servicio) que lo diferencie de la lucha y que nos haga más atractivos para los potenciales clientes.
Debemos procurar ofrendar algo que no exista en la demarcación o cicatrizar lo ya existente. Podemos optimizar nuestro producto mejorando la calidad del mismo, su presentación o empaque, su precio y la atención al cliente, brindándole anuncio sobre las bondades de consumir tu producto o servicio. Para desarrollar una logística de diferenciación debemos identificar quiénes serán nuestros clientes, entender sus preferencias, dictaminar una lista con ellos basada en la tranquilidad y acercar el producto de la manera más conveniente.
Como emprendedores, también necesitamos analizar cómo funciona el proceso de producción, es decir, el proceso de producción y los recursos que necesita. A continuación, le indicamos cómo calcular el costo: La determinación de socios estratégicos es igualmente importante: socios, proveedores y empleados. Todos los involucrados en el proceso de producción son clave para nuestro éxito. En última instancia, es importante lograr un equilibrio entre su discapacidad permanente y su amor por nuestros productos. Tomar malas decisiones y cometer errores es parte del proceso de aprendizaje que madura el espíritu empresarial. Por lo tanto, los fracasos se consideran esenciales para el éxito y se necesitan cambios para mejorarlos. Al mismo tiempo, incluso si piensa que nuestros productos son los mejores, tenga cuidado de no confundir las señales que envía el mercado solo porque nuestros productos son los mejores. Consumidores que puedan dar fe de ello. Necesitamos saber cómo ser flexibles, tolerantes a los errores y gestionar los cambios de forma rápida y sencilla. Hacer lo mismo todo el tiempo logrará el mismo resultado. El hecho de que nuestro proyecto no funcione no significa que tengamos que detenerlo, pero analizamos por qué no funciona y qué no funciona para que el proyecto pueda crecer con el tiempo y las necesidades de las personas.
Podría escribir líneas y líneas sólo de autores y grandes empresarios que hablan sobre este tema . ¿Se nace emprendedor o una persona puede desarrollar el espíritu emprendedor a lo largo de su vida? ¿Es algo que se puede adquirir en la escuela o son solamente aquellos “elegidos” que nacen con ganas de empezar una empresa por sí mismos? En mi humilde opinión todos nacemos con una potencial capacidad de emprender, pero el ámbito donde nos desarrollamos influye totalmente en el proceso de emprender y en los tiempos que nos toma pasar de una potencial idea de negocio a la acción. Todo nuestro entorno influirá en mayor o menor medida, la familia, los amigos, la educación, la comunidad donde vivimos y la relación con mentores y detractores incidirá que camino tomar y cómo recorremos ese camino. Según Jeff Bezos, CEO de la empresa mundial AMAZON la tenacidad y flexibilidad son parte fundamental del crecimiento de su imperio “Somos tercos en la visión. Somos flexibles en los detalles. Hay un reto en ser tenaz y flexible a la vez. Los empresarios son los “líderes naturales” a los que les gusta tomar las riendas y que las cosas se hagan a su manera. Pero los buenos empresarios deben ser flexibles en los detalles.
Jeff Bezos Fundador y CEO de Amazon es uno de los empresarios más emblemáticos de las grandes empresas tecnológicas en 1994 decidió abrirse camino de manera independiente fundando en aquel momento una librería en línea llamada Cadabra.com, luego de trabajar por varios años en WALL STREET donde llegó a ser el vicepresidente más joven en la historia de una firma.
Él creó un método a utilizar para tomar la decisión que él llamó “Minimización de lamentos”.
¿Qué es lo peor que se puede vivir? ¿Lamento, culpa, tristeza? Cuando Bezos estaba pensando en Amazon, tuvo que decidir si deseaba impulsar la empresa o mantenerse en un buen trabajo en Wall Street. Esto le ayudó a darse cuenta de que no quería no hacerlo y lamentarlo más tarde. Fue una de las razones clave por las que decidió seguir adelante y comenzar Amazon.
Generalmente se cree que la jerarca sensatez por la que un individuo elige y toma la solución de iniciar es puramente económica; sin embargo, esta apreciación poco tiene que ver con los motivos más profundos que conducen a alguien a ser actor principal de la idea y pasar a la acción. El deseo de iniciar un negocio puede surgir, además de lograr independencia económica, del usufructo de una oportunidad del mercado, o por la emergencia de un interés personal, por un anhelo, o hasta para hacer el bien a un sector de la sociedad. Lo efectivo es que puede haber tantos motivos como personas existan.
Es común entender el espíritu de emprendimiento sólo en las actividades económicas con el fin de lograr un lucro, incluida la creación artesanal y empresarial, las asociaciones de artistas, el desarrollo profesional entre otras muchas. En pocas palabras, cualquier tipo de organización que busque ganancias financieras vendiendo productos o brindando servicios. Pero claro, como dije, ser emprendedor no significa sólo desarrollar una actividad económica. El espíritu emprendedor es un estado de vida y un recurso para el espíritu empresarial individual. Es una forma de ser, sentir y vivir. Hacer negocios desde esta perspectiva significa luchar por la vida de nuestras comunidades y por lo que queremos de nuestras vidas, en lugar de apegarnos a las opciones más simples. Según esta definición, todos somos emprendedores potenciales, y basta con empezar con un sueño y un proyecto y trabajar para hacerlo realidad. Esto es lo que distingue a un soñador de un emprendedor. Aquellos que se esfuerzan por dar vida a sus ideas continúan creciendo y son recompensados por las ideas que crean.
